domingo, enero 07, 2007

Anillito



El mundo está en peligro, un señor del mal se ha hecho poderoso y reina apoyado en el terror y la oscuridad, con la magia negra como aliada. Pero hay una esperanza, depositada en un joven del que hablan las profecías, un humilde campesino que deberá hacerse cargo de un objeto legado del pasado. Para cumplirla deberá llegar al otro lado, a las montañas. El rey oscuro tratará de impedirlo, enviando primero a unos seres de oscuridad, y luego a sus semihumanos esbirros. Pero el joven no estará solo, contará con la ayuda de un noble caballero -que esconde un secreto-, un arquero, y una bella dama.


No, no, no estoy contando El señor de los anillos, sino Eragon, dirigida por Stefan Fangmeier, estrenada el jueves pasado. El adolescente campesino Eragon encuentra un huevo de dragón, y eso lo convierte en la esperanza de los que resisten al oscuro rey Galbatorix (Malkovich en escasos minutitos de pantalla), que esperan el retorno de los nobles jinetes de dragones. Mientras aprende a volar su dragón, dragona para ser exactos, irá recorriendo el camino hacia el encuentro con los vardenos, el pueblo rebelde. Su destreza como jinete se pondrá a prueba en la inevitable batalla final.

Versión menor que emula los títulos basados en Tolkien, todo en Eragon parece ser una forma reducida y pobre de las películas de Peter Jackson, si hasta Eragon parece una reducción de Aragorn. Subproducto, es de esas películas que uno ve de chico o adolescente cuando quiere más de lo mismo que ha disfrutado, y poco reparos pone. Hecha con profesionalismo, y buena calidad técnica, ofrece apenas un discreto y previsible entretenimiento. La historia, los personajes, los climas, las actuaciones, los efectos, la espectacularidad de escenas y hasta de paisajes, todo parece pertenecer a una producción de segunda, lavada. Allí donde Jackson pone el acento en los personajes, provocando interés por ellos más allá de la situación en la que se encuentren, Fangmeier no consigue darle carnadura a los suyos, pálidos habitantes de su historia. Para ejemplo, la batalla final, climax, empequeñecida frente a la comparación con otras películas contemporáneas. No es que se esté obligado a la comparación o imitación, a la grandilocuencia o la espectacularidad, pero los referentes de la propia película invitan al juego. Ah, además, Eragon se anuncia como trilogía.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno no se si lo sabeis pero esta primera novela la escribio un chaval de unos 16 años, no debe estar mal comparado con la cantidad de bas... que hay por ahi emulando a Tolkien.

Sobre la peli, no me llama la verdad es mas de lo mismo, parece que las productoras han visto filon en la fantasia y ale, toma fantasia (a mi Nardia me gusto aunque flojilla)

Marcelo Pulido dijo...

Sí, Narnia era otra referencia, y como decís, es flojita, aunque consigue entretener por momentos.
Y no es que esté mal en sí seguir el camino marcado por otros. Pero con un poco de imaginación, inteligencia, con talento si no es mucho pedir. Con copiar fórmulas solamente no alcanza.