viernes, abril 27, 2007

30 años sin Oesterheld


No se sabe exactamente cuándo fue, se dice que un 27 de abril; tal vez antes, quizás después. Fue en 1977, hace treinta años, treinta años sin Oesterheld. Se desconoce su destino final, aunque se cree que fue asesinado en 1978. Uno más dentro de la lista de miles de desaparecidos en la última dictadura militar. Y por más que la febril imaginación invite a soñarlo en algún viaje junto a Juan Salvo, su Eternauta, lo cierto es que su desaparición queda, de alguna manera, como uno de los símbolos de la tragedia que nos tocó padecer.

¿Qué clase de país puede eliminar así a sus grandes creadores? Héctor Germán Oesterheld fue uno de los máximos exponentes de la historieta a nivel mundial. Si podemos hablar de historieta argentina, no como mero gentilicio, como simple indicación de procedencia, sino como algo con identidad propia, distintiva, se lo debemos en buena medida a él, al cambio que introduce, produciendo un salto cualitativo. Si en el exterior se habló de escuela argentina en algún momento, se debió a la impronta de su obra. ¿Cuántas manifestaciones culturales surgidas en el país merecieron semejante denominación?

Oesterheld siempre creyó que la historieta era más que un simple entretenimiento, como se la consideraba en la época en que comenzó como guionista. Por su llegada masiva, podía ser una gran herramienta educativa, un vehículo de conocimientos. En ella volcó sus ideas, su humanismo, su filosofía, y con ello transformó la estética narrativa, provocando una revolución. Consecuentemente, la evolución en el tiempo de su pensamiento político (puede seguirse con la lectura de sus tres versiones de El Eternauta), se vio reflejada en su obra, que pasa a ser la herramienta de difusión de sus ideas. La obra es parte de su militancia política y, coherentemente, en la realidad ponía el cuerpo como lo hacía convertido en personaje.

Cada vez que se va un gran artista, además de la natural tristeza del hecho, nos queda una extraña sensación, especie de nostalgia por lo que no fue, por lo que el artista pudo todavía haber hecho, como si se nos privara de algo. ¿Cuánto más podría habernos dado Oesterheld? Es que ha dejado tanto, clásicos de la historieta argentina, historietas que se siguen leyendo en el mundo, una obra que se sigue reeditando y estudiando. Es decir, una obra siempre viva, el destino de las grandes creaciones.


Minisitio dedicado a Oesterheld en Historieteca.
http://www.historieteca.com.ar/HGO/hgo.htm


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