viernes, noviembre 24, 2006

Sargento Kirk / Ernie Pike - La colección de Clarín en la balanza


El número 7 invertido en la gorra de Kirk
Con dos personajes creados por Héctor Germán Oesterheld y Hugo Pratt, y una selección de capítulos exclusivamente de esta dupla, Sargento Kirk / Ernie Pike era uno de los libros más esperados de la Nueva Biblioteca Clarín de la Historieta, y es un buen ejemplo de lo que es la colección, con sus virtudes y defectos. Destacando primero lo elogiable de este rescate, y después del buen comienzo con Maitena Mujeres Escogidas, lamentablemente hay que decir que Clarín vuelve a cometer errores que se vieron ya en la primera Biblioteca. Para poner en el plato positivo o negativo de una imaginaria balanza, la colección tiene puntos a favor y en contra, que parecen provenir de su concepción inicial.

La aparición de la primera Biblioteca Clarín fue un acto celebrado por el mundillo de la historieta, por la interesante oferta de títulos, a un precio económico, y por acercar la historieta a un público masivo, lo que podría acrecentar la base de lectores, algo necesario para que crezca la industria editorial. El contar con el respaldo de uno de los medios más importantes del país garantizaba la llegada, y de haber una buena respuesta de ventas, podría animar a otros editores.

Tener acceso a un variado catálogo de títulos y autores, con el rescate de obras que no pueden leerse hasta el momento, de otra manera, parece ser lo importante en primera instancia. Un buen precio por libros de más de doscientas páginas es un punto a favor, por más que la impresión no sea la mejor, aunque esto genere las primeras muecas en los viejos lectores de historieta. Claro que estos disgustos poco importan a los editores, porque la colección no está pensada para el minoritario grupo de seguidores del género, sino para un público masivo, que no reparará en detalles, idea de la que surgen varios errores de la colección. La inclusión de prólogos por reconocidos especialistas, notas introductorias y biográficas, es algo saludable, que contribuye a darle relevancia al género, pero esta revalorización se ve luego desmentida con el tratamiento que se les da a las propias historietas.

Las primeras objeciones surgen del formato, el tamaño, que si bien contribuye al precio económico, va en detrimento de la calidad. Si en una colección de literatura se puede poner papel barato y achicar el cuerpo de la tipografía para abaratar costos, parecen haber olvidado que en historieta hay arte gráfico, diseñado para ser apreciado a un determinado tamaño, que reducido, pierde notablemente. El tamaño de la colección reduce las páginas originales, y si en algunos libros no es tan importante, en otros se hace más notorio; incluso dentro de un mismo libro la propia evolución del arte en el tiempo marca diferencias entre la legibilidad de una historia y otra. Pero en definitiva, parece el costo por una colección de precio accesible.

El Loco Chávez, tercer libro de la primera colección
Más cuestionable es otra decisión, que tiene que ver también con el formato y tamaño de los libros, que es la de no respetar el diseño original de las historietas. En el caso de las tiras, o en este de Sargento Kirk / Ernie Pike, el formato apaisado original no fue respetado, lo que obliga a rearmar las páginas para encajarlas en el orden vertical. Hecho de forma desprolija, como fue el caso en la anterior Biblioteca, por ejemplo, de El Loco Chávez, las viñetas se agrandan y achican, se rellenan, se acomodan al parecer sin otro criterio que el de que "entren en la página", incluso llegando a dificultar la legibilidad, de imagen y texto. Se desconoce de esta manera la planificación de la historieta hecha por los autores, que dosifican la narración de acuerdo a un diseño de página. Hay en este procedimiento una falta de respeto por los autores, por la obra y en última instancia, por los lectores. Como si dijeran "para qué preocuparse demasiado, es historieta". Se pueden marcar otros defectos, que tienen que ver aspectos técnicos como la digitalización de imágenes y la impresión, descuidos que provienen de la misma idea. Y este concepto, el menosprecio, es lo que realmente preocupa.

Como si la Biblioteca de Historieta fuera sólo un negocio, que indudablemente lo es, y su contenido no tuviera demasiada importancia, total es sólo entretenimiento, y el público no le va a dar mayor trascendencia. Llama más la atención tratándose de uno de los medios más poderosos de Argentina, con toda las posibilidades que esto ofrece. Es una pena, por el empeño puesto en el rescate de algunos clásicos, de algunas perlas perdidas. Por caso, la posibilidad de leer la primera historia del Sargento Kirk es invalorable, pero la forma en que está presentada es realmente lamentable. Por todo esto es que queda una sensación ambigua, contradictoria, por un lado celebrar que la historieta sea por un momento un evento masivo, y ponga al alcance tantos clásicos y rescates, pero a la vez, lamentar que no reciba el tratamiento que merece.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

eso por no mencionar que en sargento kirk hay viñetas pesimamente impresas que se vuelven un amasijo de tinta ininteligible, e incluso hay viñetas evidentemente en desorden.
Decididamente este tomo y el loco chavez dejan muchisimo que desear. Afortunadamente muchos de los otros que he leido son mas zafables.
Pero no solo ocurre esto con la historieta, es algo general de los medios, sino fijense como por canales de aire y cable pasan peliculas con pesimos doblajes, escenas cortadas para encajar en los horarios, etc.

Marcelo Pulido dijo...

Lo de las viñetas desordenadas es imperdonable. Pero puede adjudicarse, haciendo la vista gorda, a quienes realizaron el trabajo, por más que hay negligencia de los editores. Pero muchos defectos vienen del maltrato a la historieta, decisión editorial, como si no hiciera falta preocuparse demasiado. Es algo conceptual.
Es buena la analogía con el maltrato que reciben las películas.

Anónimo dijo...

Marcelo, vos estás mamado...
No podés seguir por la vida queriendo quedar bien con dios y el diablo. Si un libro sale a la venta mal impreso, con desordenes de viñetas o errores a granel, la responsabilidad FUNDAMENTAL es del editor a cargo. Si no, ¿para qué coño está? Los que realizan el trabajo (cortar y pegar, supongo) reportan a alguien... ¿O el laburo viaja de su compu a la imprenta sin que nadie lea nada? Dejate de joder y ponete las pilas, man...
Si el libro sale todo al revés, la culpa es de uno solo.
J