domingo, noviembre 15, 2009

Fierrazos


Algunos signos alentadores en el panorama editorial (y no hablo de Historieteca Editorial). Después de que se pinchara el envión con que algunas editoriales sacaron muchos títulos en los últimos tiempos, hay algunos signos positivos, algunas novedades que hacen pensar en un reacomodamiento que tal vez nos permita mirar con mejores perspectivas.
Si aquél movimiento de nutridas novedades que comenzó allá por el 2006 tenía como síntoma destacado la publicación de recopilaciones del blog de Historietas Reales, es decir, la inversión en títulos a los que se tenía acceso en Internet, ahora se presenta como signo el salto al libro de historietas provenientes de la nueva etapa de la revista Fierro.
Con tres años recién cumplidos, se puede decir que sus historietas son de lectura reciente, frescas en la memoria del habitual publico consumidor del género. Sin embargo, los libros que se están anunciando hacen pensar que en los editores se está instalando la idea de que hay un mercado a explorar en materia de historieta, no sólo los seguidores de siempre, o quienes van a releer las obras, si no que el formato libro permite la apertura a nuevos lectores. Además, la calidad superior observada en factura de los libros que están saliendo últimamente, comparados con ediciones de años anteriores, permite pensar que se está apuntando a un nuevo público.

Editorial Sudamericana publicó El Síndrome Guastavino, de Carlos Trillo y Lucas Varela, una de las muy buenas historietas que pudimos leer en Fierro.
Elvio Guastavino es un psicótico, y un pusilánime. Pervertido, su personalidad es una secuela de su pasado (un pasado que nos toca), su síndrome una distorsión del síndrome de Estocolmo, una aberración.
El Síndrome Guastavino es inquietante, incómoda, porque hay algo que nos involucra, porque ese Guastavino –un tipo que puede estar trabajando en cualquier oficina–, como otras situaciones que se muestran, es una extensión de nuestro pasado, un pasado que se resiste a quedar atrás.
El horror, el terror, exacerbados por una historia de ribetes delirantes. Un amor demente que le da un tono de fantasía, con un trasfondo derivado de la más cruel realidad.
A esto contribuye el impecable dibujo de Lucas Varela, especialista en la mixtura de lo inocente y lo tétrico. Pleno de detalles, el estilo cercano a lo humorístico contribuye al tono fantasioso, y a su vez las expresiones –esos rostros–, la ambientación, los detalles, construyen un clima inquietante en todo momento.
Gran historieta, recopilada ahora en libro, que salió también en Francia con el título L'héritage du Colonel, poniendo el acento en el concepto de herencia.


Siguiendo con los nuevos libros, como apunte extra que suma a la idea de esta entrada, Sudamericana también sacó Edén, un bello libro que recopila la tira de Kioskerman, publicada ya en Internet.
Volviendo a Fierro, Moebius Editora (sucesora de Domus) editó Bola Triste, que entre otras historietas de Gustavo Sala, publica completa El Baño, que hace unos meses concluyó en la revista.
Ivrea anuncia la próxima salida de Nocturno, de Salvador Sanz, suponemos que apoyados en la buena repercusión que tuvo Legión.
Otros títulos de Fierro que tienen posibilidades de salir, se verá si se concretan, pero la intención está, son El Hipnotizador y la saga de Dora, el personaje de Minaverry.

Para finalizar, de los cinco títulos de Fierro nombrados en esta nota, cuatro de ellos estuvieron entre los cinco primeros de la encuesta que hace un año hacíamos en este blog. Los visitantes de Historieteca tenían razón.


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