miércoles, febrero 14, 2007

Legión


Hay algo raro en la portada de Legión que llama la atención, mas allá de la estupenda ilustración de Salvador Sanz. Tiene que ver con el profundo contraste entre lo extraño y lo cotidiano. Una figura misteriosa, con un fondo en llamas, los arcos del Abasto, y abajo, asomando, un taxi porteño. Ya queda presentado el escenario, algo pasa en Buenos Aires; y además, con ese sugerente título, queda capturado el interés.

Es que cuando este tipo de ficciones ocurren en Argentina tienen otro sabor, acostumbrados como estamos a que sucedan siempre en otros lugares. El terror en este caso, donde Salvador Sanz (guión y dibujo) propone la aparición de seres provenientes de algún arcano lugar, al mejor estilo de las ficciones de H. P. Lovecraft. Como en Lovecraft, hay sutiles conexiones entre nuestra realidad y un recóndito mundo escondido, cuerdas que al ser pulsadas desencadenan la aparición de ominosos seres, que invaden la ciudad como una ola de muerte.

Género poco transitado por aquí, Sanz se vale de distintos recursos para crear el clima necesario a una historia de terror. Saltando del blanco y negro al color, con una paleta que marca el clima oscuro y tenebroso de la historia, variando las tonalidades, como en la impecable secuencia de la lluvia de sangre. Pero tal vez lo más destacable sea la lograda narración de estilo cinematográfica, algo buscado por el autor como denota ese título "Salvador Sanz presenta" que aparece avanzadas las páginas. Lograda con variedad de encuadres y planos, con ritmo, con tiempo para el detalle, y para la creación del clima y el suspenso necesarios al género. Pero hay algo más que logra Sanz, y es sugerir los sonidos, elemento imprescindible en una buena película de terror. Legión parece escucharse, y lo consigue a fuerza de narración sin necesidad de apelar a onomatopeyas y textos, con el sonido sugerido por imágenes y secuencias. Con movimiento y sonido, Sanz construye la historieta como pensando en una película.

Publicada por Ivrea, Legión es una de las agradables sorpresas que dejó el 2006. Tal vez se le pueda objetar que es corta, que podría haber tenido más páginas, más desarrollo. Aunque, decir que algo nos deja con la sensación de querer que dure más es, definitivamente, un punto a favor.

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