viernes, enero 11, 2008

Casi una leyenda


Soy Leyenda (I Am Legend, Francis Lawrence, 2007) es de esas típicas películas que dejan sensaciones encontradas, que proponen una buena dosis de entretenimiento, algunos apuntes interesantes, junto a resoluciones pueriles y subrayados varios.
Basada en la novela homónima de Richard Matheson, también reaviva el constante debate sobre las adaptaciones, haciendo algunas elecciones que subvierten el original.


Robert Neville (Will Smith) es el último hombre sobreviviente a una epidemia que asoló el mundo, el último al menos en New York, y el último sano, ya que la ciudad está habitada también por los infectados, convertidos en una especie de vampiros, que sólo salen al caer el sol. Neville, científico y militar, pasa sus días vagando por la ciudad, acompañado por su perra Sam, en busca de provisiones y algo de entretenimiento, mientras transmite una señal convocando a otros sobrevivientes. También caza vampiros, para experimentar con ellos en busca de una cura.

En la novela desde un principio Neville se encuentra acorralado en su casa, rodeado a las noches por los vampiros que pretenden matarlo. En la película Neville es liberado, ya que los vampiros desconocen su domicilio; pasa de presa a cazador. Se pierde en principio un clima angustiante y opresivo, algo que será coherente con otras elecciones del guión.
Las imágenes de Smith, con su arma y su perra, vagando por destruidas calles de New York, van dando cuenta de la desolación, de la angustia y soledad del último hombre. Pero como si Lawrence (quien ya no había conseguido dar con el tono en Constantine) no confiara en la potencia de las imágenes, recurre a gruesos subrayados, como las patéticas escenas con los maniquíes en el Video Club, inútil y cursi.
Algo similar ocurre con los enfrentamientos con los vampiros, que aunque consiguen su propósito de aterrarnos, con buen manejo del suspenso y la acción, no terminan de cerrar, hay algo que hace ruido. Como señala Horacio Bernades en su crítica en Página/12, la digitalización de los vampiros no favorece a la película, ya que "irrealiza aquello que, de tan físico, debería casi poder olerse", los deshumaniza por completo, y los acerca a la fantasía. Podemos recordar a Exterminio (28 days later, Danny Boyle, 2002, con la que inevitablemente pierde en la comparación) que con un tema similar resolvía esta cuestión escamoteando las imágenes de los infectados, pero su aterradora presencia se hacía insoportablemente inminente.


Hablaba de elecciones de guión, y de como el personaje pasa de presa a cazador. Neville es un científico, busca la cura, por lo tanto es el portador de la esperanza, y en un arranque de ese individualismo tan típicamente yanqui dice "no voy a permitir que esto suceda", cuando decide quedarse en la ciudad en cuarentena; el héroe, la esperanza del género. Individualismo coherente con cierta forma de ver y hacer cine (de vivir), donde importa más el destino de uno o unos pocos, que el del resto de la humanidad. Coherente con el misticismo barato, tan apreciado por mucho cine de Hollywood, que irrumpe en la película (no es casualidad), contradictorio además, que imagina una esperanza divina, aunque sea para unos pocos, a pesar de que miles de millones hayan sido exterminados, en una suerte de reedición de diluvio universal encarnado esta vez por un virus; claro que siempre están los que merecen ser salvados, gracias a Dios.

Y Neville será leyenda, aunque por motivos bien distintos a los que propuso Matheson. Y a nosotros nos queda la sensación, una vez más, de que se desaprovecha una buena historia. Una película que podría haber sido leyenda.



Primera página de Mark Para completar, una mención a la historieta argentina, que tiene su obra derivada de Soy leyenda, aunque más correcto es decir que se inspira en El hombre omega (The Omega Man, 1971), anterior adaptación al cine de la novela. Se trata de Mark, creación de Robin Wood y Ricardo Villagrán, que apareció en la revista El Tony en 1976. Mark también era un sobreviviente de una hecatombe, aunque no estaba solo, ya que en su deambular se cruzaba con otros hombres, incluso comunidades de ciencia avanzada, a la vez que combatía a los mutantes que odiaban a la humanidad. Columba llegó a publicar dos libros recopilatorios. Es otra de esas historietas que esperamos alguna vez sean reeditadas.


3 comentarios:

Jorge Blanco Artwork dijo...

GRACIAS POR CONPARTIR CON TUS LECTORES ESTA PAGINA DE MARK.

Marcelo Pulido dijo...

Es la idea compartir este tipo de info.
Me pasaron el dato de otra adaptación, así que ya haré otra entrada con el tema.

Anónimo dijo...

BUENISIMO TU BLOG, me ha encantado, super completo y con gran data, un cariño